jueves, 14 de julio de 2011

Compañía Teatral Las Sillas (Argentina)

HISTORIAL DELGRUPO. BREVE RESEÑA
Desde hace veinte años y después de una larga trayectoria de cada uno de sus integrantes, nuestro grupo viene presentando diversas propuestas teatrales en los escenarios del Teatro Independiente de Buenos Aires. Así ha puesto en escena obras como “Esquina Peligrosa” (J. B. Pritsley), “Magia Roja” (M. de Ghelderode), “Jorge Dandin” (Moliere), “Todos Contra Todos” (Adamov) y “La Vida es Sueño” (Calderón de la Barca), entre otras. La obra de Eugene Ionesco ha sido objeto de una particular atención por parte del grupo, habiendo puesto en escena diversas piezas del autor, tales como  La Lección”, “El Rey se Muere” y “Las Sillas”.

Síntesis argumental:
Las sillas, considerada la obra maestra de Ionesco, pone en escena a una pareja de ancianos aislados en una torre situada en el interior de una isla. Para justificar retrospectivamente, ante el mundo, una larga existencia de fracasos y humillaciones, han organizado una gran recepción a la que invitaron a gentes imaginarias, personalidades de toda especie, entre las cuales figura el propio Emperador.

Sólo un número más y más fabuloso de sillas vacías indicará la invisible presencia de la multitud, visible solamente para los protagonistas de la obra. Pero los dos viejos acaso no sean más reales que la multitud; están allí para expresar el vacío, dándole su indispensable contorno, la densidad presente de su ausencia.
Cuando la escena está totalmente obstruida con sillas vacías, al punto que los viejos quedan atascados como bloqueados en un naufragio inmóvil, aparece el Orador. Para los viejos es la señal de la liberación, después de legar al Orador el cuidado de transmitir el gran mensaje destinado a salvar a la humanidad. Se arrojan por la ventana y el Orador queda solitario ante las sillas, con la boca abierta. No salen de ella sino estertores y sonidos guturales; el Orador es sordomudo.
Oponer lo cómico a lo trágico para reunirlos en una síntesis teatral nueva. Estos dos elementos se ponen de relieve mutuamente, se niegan mutuamente, pudiendo constituir, gracias a su oposición, un equilibrio dinámico, una tensión.
Acaso no se ha mantenido nunca este equilibrio dinámico con mayor maestría que en Las sillas, donde el dolor y la poesía al desnudo, permanecen sin cesar ofrecidos a las risas de los espectadores.

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